Bienvenid@s

Si eres un educador, es muy posible que alguna vez te hayas planteado la siguiente interrogante:
¿cómo "sobrevivir" en el nuevo mundo virtual?
Se plantea que, siguiendo a los nativos digitales,
se puede tener una idea de las tendencias comunicacionales del futuro próximo,
lo que en términos artísticos se suele llamar vanguardias,
sin embargo, quien quiera entender lo que está a punto de afectar al público en general,
debería estudiar lo que hacen los inmigrantes digitales....



jueves, 29 de julio de 2010

Teoría y práctica de evaluación en el contexto de innovación y cambio educativo.

En nuestra práctica como educadores aun podemos encontrar al interior de nuestras comunidades educativas situaciones como la descrita a continuación:
“Saquen una hoja y su lápiz. Separen las mesas y silencio por favor. Voy a dictar las preguntas de la prueba. Luego de anotarlas las contestan. Puede ser en desorden, señalando el número. Se debe escribir con letra clara. Las faltas de ortografías descuentan puntos. Tienen 45 minutos para contestar. ¿Alguna consulta?”
Es evidente que la situación descrita no corresponde a ningún macro modelo evaluativo, más bien se trata de una improvisación por parte del profesor con el fin, tal vez, de calificar a los alumnos y completar un requerimiento técnico pedagógico.
Sin embargo si forzamos el análisis podríamos considerar que este tipo de acción corresponde a un modelo de evaluación asistémica o pre-tyleriana, no existe en ella un marco conceptual asociado a la obtención de información veraz, que permita emitir juicios sobre los niveles de logro de los alumnos.
En el monologo podemos evidenciar las siguientes debilidades:
1. En primer lugar no se trata de una evaluación autentica, se interrumpe el proceso normal de desarrollo de la clase, y se “monta un escenario” asociado a una evaluación formal.
2. Las preguntas o ítems a “evaluar” serán dictados por el profesor, quien seguramente no los a redactado con anterioridad, y solo tiene en su mente una idea general de lo que va a preguntar.
3. La ayuda otorgada “Puede (contestar) ser en desorden…” refleja el propio desorden interior que subyace en el profesor, no hay entonces una secuencia lógica de desarrollo, las preguntas están disociadas, y quizás cada una tiene la misma ponderación aún cuando correspondan a temas tratados con diferente profundidad en el desarrollo del curso.
4. Las instrucciones finales, respecto a la letra, ortografía y tiempo evidencian una preocupación del profesor hacia su labor de corrección más que al aprendizaje de los alumnos.
Si pudiéramos intervenir en este contexto, que por lo demás es totalmente desconocido, pues no sabemos a que nivel, área o temática se refiere, y tuviéramos que hacer “innovaciones evaluativas”, en primer lugar recomendaría cambiar hacia un modelo de evaluación autentica, obtendría la información mediante la observación directa de los alumnos durante el desempeño normal de las actividades, las que quedarían registradas en pautas de cotejo u hojas de registro actitudinal, si quisiera evidenciar la evolución de los estudiantes respecto a sus conductas de entrada, realizaría portafolios personales, pero si finalmente estuviera obligado a presentar “exámenes tradicionales” como evidencia,, implementaría un proceso sistémico de 5 pasos:
1. Construir una tabla de especificaciones.
2. Distribuir los temas de acuerdo al nivel de asimilación del conocimiento.
3. Diseñaría el instrumento para evaluar.
4. Aplicaría el instrumento obteniendo la información.
5. Realizaría una meta evaluación reflexionando sobre la evaluación realizada y los resultados obtenidos.

Una de las variables que aparece como responsable del aprendizaje de los estudiantes, de sus resultados y de su posterior desempeño profesional, es la calidad de la enseñanza; es decir, cómo el profesor se desempeña profesionalmente frente a sus alumnos.
Si bien esto es cierto, la enseñanza no es el único factor que influye en el aprendizaje, más bien se trata de una triada compuesta por:
El currículo o ¿que se enseña?
La pedagogía o ¿como se enseña?
Y la evaluación o ¿como se obtienen evidencias del aprendizaje?
Estos tres elementos están íntimamente ligados, y es posible intervenir el resultado del aprendizaje desde cualquiera de ellos, sin embargo, tradicionalmente el enfoque siempre ha sido desde el curriculo, y luego desde la pedagogía, dejando la variable evaluativa postergada a la sola concepción de una calificación.
Si en el proceso de formativo redescubriéramos la verdadera función de la evaluación, como un elemento que nos permite corregir la estrategia aplicada en virtud de mejorar los aprendizajes, el sistema se equilibraría de manera autónoma, logrando la homeostasis necesaria para generar una corriente permanente de aprendizaje en nuestros alumnos.
Finalmente quisiera dedicar algunas ideas al modelo de evaluación por competencias, que tiene mucha vigencia en los actuales escenarios educativos.
Desde la experiencia personal, trabajando en un CFT con carreras modulares basadas en el desarrollo de competencias, evaluar la tridimensionalidad de una competencia se transforma en una tarea compleja, pues no basta con un instrumento tradicional de evaluación, como es un test o un examen, ni tampoco se puede evidenciar solo con pautas de cotejo frente a pruebas de desempeño, se trata más bien de hacer una recogida sistemática de información a lo largo de todo el proceso, visualizando el desarrollo de cada una de las dimensiones de una competencia:
El dominio cognitivo o “el saber”.
El dominio procedimental o “el seber hacer”.
El dominio afectivo o “el saber ser”.
Al cruzar la información obtenida mediante diversos instrumentos de evaluación se puede identificar el estado de logro de la competencia.
Como generalmente cada dominio no se desarrolla de manera uniforme, se han establecido algunos criterios comunes para determinar los logros intermedios en el desarrollo de una competencia.
Declaramos que un individuo es capaz, cuando evidencia desarrollo predomínate en el dominio cognitivo y en el procedimental; en cambio si presenta mayor desarrollo en el dominio cognitivo junto al afectivo, evaluamos al individuo como conocedor; por otra parte, si su desarrollo manifiesto se encuentra entre los dominios procedimental y afectivo, el individuo es un ejecutor.
Al término de un modulo el individuo debiera lograr un estado de equilibrio entre los tres dominios, para así ser declarado como competente, y posteriormente certificar dicha competencia.
Desde el punto de vista del equipo docente, hemos descubierto que es fundamental tanto para el desarrollo de las competencias en los alumnos, así como para su correspondiente evaluación, establecer un modelo de trabajo colaborativo, no solo en equipos de trabajo de los aprendices, sino que dentro del mismo equipo de profesores, de manera tal, que frente a una misma tarea de aprendizaje de carácter compleja, diferentes profesores trabajando colaborativamente puedan mediar y evaluar el aprendizaje de los alumnos en diferentes dimensiones.